Mientras se vuelan los campos
Con Coni Marino, David Masajnik y Claudio Pazos
Puesta en escena y dirección: Raquel Albéniz / Paula Etchebehere
La sequía se ha apoderado del futuro de las siembras y de cualquier forma de vida animal. El viento y el polvo lo arrasan todo. Hubo un tiempo con caballos, con sembrados, con ovejas, con gallineros ruidosos. Hoy no queda nada. La tierra se vuela cansada del maltrato. Elena Y Silvio viven los últimos tiempos en su chacra. La aparición de Aira con una gallina, la última, modifica y altera sus destinos. Y desde lo más pequeño se vuelve a la pelea grande. Todavía hay algo que cuidar, hay algo que salvar para todos aquellos que se resisten a migrar y perder sus lugares. Desde el absurdo y con humor la obra encuentra una manera propia de contar ésta tragedia.
Crítica :
En los 60 minutos que dura Mientras se vuelan los campos, no perdemos casi nunca de vista a los personajes. El escenario se convierte en una chacra de campo en plena sequía, azotada por terribles vientos. Un matrimonio, agobiado de fracasar en sus emprendimientos rurales en la zona, decide irse del pueblo. Pero inesperadamente son visitados por un vecino, que no viene solo sino que trae una gallina ponedora, que cambiará el destino de los dueños de casa. El gran realismo de la historia, sumado a la naturalidad con la que se mueven los tres actores en escena, da como resultado una comedia divertida, dinámica y con una lectura social secundaria.
El texto de Raquel Albéniz, muy jugoso, pleno de modismos regionales, con situaciones de celos, confrontaciones y reflexiones, dispara pensamientos inesperados y divertidos. Pero no todo es comedia, ya que una ráfaga dramática sobrevuela el escenario. Dejando en la superficie el presente, la competencia existe en los campos, y son los más perjudicados.
Los tres actores solventan cada giro del guión maravillosamente, bajo una buena dirección de la autora junto a Paula Etchebehere. Porque no se trata de personajes planos o simplemente graciosos, sino de caracteres cargados de matices. Coni Marino brilla en su personaje, una mujer entre hombres, que crece durante la trama. Completamente metida en tan compleja situación anímica, muestra todo el abanico de sentimientos y sensaciones enfrentadas que vive en su interior
Según avanza el relato, el público toma conciencia de que lo que está presenciando es algo más que una comedia, es la vida misma, con sus contradicciones y aciertos: el compañerismo, el desasosiego, el defender su tierra, la competencia, la incomunicación y el miedo a los cambios. David Masajnik acerca los momentos más picantes y divertidos, con buena dicción regional. El marido gruños y combativo que compone Claudio Pazos es un personaje de un cariz complicado, y se salda con un resultado soberbio.
Todo se da en un marco sencillo pero creativo, apoyado por la referencial escenografía de Nacho Riveros, el vestuario de Jennifer Sankovic y la sutil iluminación de Leandra Rodríguez.
Cristian A. Domínguez
Diseño de luces: Leandra Rodríguez
Diseño y realización de escenografía: Nacho Riveros
Vestuario: Jennifer Sankovic
Realización Gallina: Cristian Cabrera
Efecto tierra: Ana Hirsch
Asistencia de dirección: Facundo Darío Altonaga
Fotos en redes sociales: Evann Violeta
Diseño gráfico: María Forni
Comunicación + Media: Duche&Zárate
Producción ejecutiva: Florencia San Martín
Auspiciantes: Diseño Bar y e-ABC Learning
Funciones. Los jueves de marzo a las 20.30 horas
Localidades: $ 600.- En venta por alternativateatral.com
Duración: 60 minutos
Espacio Callejón – Humahuaca 3759 - CABA
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